jueves, 21 de marzo de 2013

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¿Qué es esto que siento y que no sé ponerle nombre? ¿y si fuera a mí?
 
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miércoles, 20 de marzo de 2013

Sed custodios de los dones de Dios

... Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra San Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios.


Tomado de la homilia del Santo Padre Francisco en la Solemnidad de San José.

lunes, 18 de marzo de 2013

“Con usted la Iglesia se vuelve sencilla como en la Verna”





El 17 de marzo de 2013, al dirigirse al papa Francisco para un saludo al final de la S. Misa celebrada en la parroquia de S. Ana, el Arcipreste de la Basílica de San Pedro, el cardenal Angelo Comastri reveló una escena anterior del Cónclave apenas terminado.
“Padre Santo en estos días hemos escuchado el viento de Pentecostés que ha sacudido las paredes de nuestra alma. Cuando el pasado miércoles a las 19.05, miré el reloj, usted dijo me llamaré Francesco usted debería haber visto los rostros de los cardenales: ¡desde hace dos mil años no había sucedido que una papa se llamase Francisco! Quién estaba a su lado le pregunto: ¿Cómo ha dicho? ‘Francisco’. ‘¿¡ Francisco!?’ Y todos al pasar la voz, poco a poco, a todos los cardenales: ‘Tenemos un papa Francisco’.
Personalmente me vino enseguida a la mente un episodio. El 17 de septiembre de 1993 Juan Pablo II fue a la Verna, yo era obispo en Toscana y los obispos de la Toscana fuimos a recibirlo. En el gran refectorio de la Verna al terminar la comida, Juan Pablo II conversando con los hermanos y con nosotros los obispos dijo: «aquí en la Verna y en Asís nació el franciscanismo pero de alguna manera ha renacido el cristianismo, reencontrando la simplicidad y el fervor de los inicios». Es lo que está sucediendo padre Santo, reencontrando la simplicidad y el fervor de los inicios.
Además, aquel día de la elección cuando estuvimos en la logia cuando usted se asomó para el primer saludo otros cardenales nos encontrábamos en las logias laterales, los altavoces estaban dirigidos hacia la plaza por cual nosotros no veíamos nada ni tampoco escuchábamos nada. Después vimos a la gente en completo silencio haciendo oración, no habíamos entendido la invitación, preguntábamos ¿Qué ha sucedido?, ¡cuando de repente se quedaron todos callados! Cuando salí pregunté ¿qué ha sucedido? Le pregunté al primero que encontré, creo que era un operador del Centro de Televisión, me dijo ¿no sabe lo que sucedió? El Papa le pidió a la gente «oren por mí» y se inclinó para recibir las oraciones de la gente. Y agregó sabe que yo sentí el perfume de Belén, el perfume del Evangelio y dos lagrimas le corrieron de los ojos, y yo que me conmuevo fácilmente también me corrieron otras lagrimas de mis ojos. “Padre Santo, el mundo espera el perfume de Belén, el perfume del Evangelio. Llene la Iglesia del perfume del Evangelio que es el perfume de Jesús, evidentemente. Nosotros lo seguiremos, Gracias”.


Tomado de http://www.ofm.org/ofm/?p=3996&lang=es